sábado, 12 de enero de 2013

Sesión de Bondage, con mi esclavo Apolodoro






Lo prometido es deuda, tal y como os dije, esta entrada en mi blog la dedico a la sesión que tuve hace unos días con mi esclavo Apolodoro practicando una de las cosas que más me gustan: la inmovilización y el bondage genital.  

Siempre que puedo, cuando dispongo algo de tiempo en las tardes de sábado me complace tener a mi esclavo Apolodoro a mi servicio. Tras realizar tareas domésticas, si las preciso, tales como: fregar los patos, ir a la compra, aspirar mi alfombra... tareas propias de un esclavo y sirviente personal, me gusta realizar mis perversiones, fantasías y disfrutar del placer de dominar.


Por ello ése sábado me decanté por inmovilizar a mi siervo, quería que sintieras las cuerdas alrededor de su cuerpo, de sus manos de esclavo, y de su pene sumiso que no le pertenece, sino que es mío, para lo que yo desee y vea más oportuno.

Empece momificando su cara, no solo quería inmovilizar a mi esclavo con mis cuerdas sino que también deseaba privarle de sus sentidos: el oído, la vista, el habla... tan solo le dejé libre de momificación la nariz para que pudiera respirar. Después empecé atándole las manos con firmeza y asegurándome de que no pudiera mover absolutamente nada. Tras ello me dirigí a su pene de esclavo el cual até rodeando las cuerdas por su excitado miembro bajo las sensaciones de notar mis manos de Diosa y de estar totalmente indefenso. Continué atando sus piernas brevemente para pasar a su pies de perro sumiso, pero no quedé del todo satisfecha, me faltaba algo....


Así que decidí escribir en su cuerpo a quien pertenecía, a su Domina Ama y Diosa Zoe, para que luego cuando lo liberara fuera al baño a mirar mi "marca" sobre él.






Por último decidí adornar a mi alfombra inmóvil con unas bellas pinzas en sus pies,manos y pene de esclavo. Estaba tan guapo mi esclavo Apolodoro!!!






















Lo dejé atado, excitado y privado de sus sentidos en medio de mi comedor durante la tarde mientras yo estaba en el ordenador, y él allí obediente sumiso inmóvil sintiéndose cada vez más mio. Una tarde maravillosa...



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