
Hace apenas unos sábados como es su deber vino a servirme a mis dominios, a recibir su adiestramiento constante bajo mis órdenes y ser así mejor esclavo perro cada día. Quería darle una buena lección, que supiera como su libertad me pertenecía, la movilidad de sus miembros, su pensamiento y ansiedad y sobretodo su respiración...
Para un perro novato en fase de aprendiz que mejor que privarlo de sus sentidos, su movimiento y su aparente libertad momificándolo poco a poco a mi antojo en mi salón, como tal estatua de adorno se tratara.
Le ordené desnudarse, quedándose solo con la ropa interior negra que siempre le ordeno traer para mi placer, a continuación le ordené: "échate perro " se tumbo cual perrito obediente jajaja... mi ansioso Apolodoro se imaginaba lo que le esperaba pero no imaginaba lo que iba a sentir...
Empezé momificándole los tobillos para ir subiendo por sus piernas peludas de perro, piernas que pronto solo notarían la presión de estar atadas y sin poder moverse, subiendo llego hasta la cintura donde se me ocurre dejar un pequeño espacio libre para después realizar mis pervertidas fantasías.
Mi Apolodoro cada vez más tenso, y a la vez agradecido no puede evitar empezar a sudar jajajaja.... me encanta someterlo así y ver como se tensan cada uno de sus músculos. Finalmente llego hasta su cara de perro, contraída y feliz al mismo tiempo. Empiezo a envolver su cuello perruno, sus labios, tapo la nariz, la frente.... Le ordeno que aguante la respiración, "aguanta perro mío, aguanta...", poniéndose colorado empieza a abrir la boca en busca del aire que solo yo tengo en mi poder el dárselo o no, haciéndole sufrir unos segundos abro un agujero en su hocico para que pueda respirar, mi perro recuperando su aliento agradecido me dice: "gracias mi señora".

Dejo unas fotos de recuerdo...
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