sábado, 17 de noviembre de 2012

Tarde de Momificación con mi perro Apolodoro

No hay nada que me plazca más que usar el cuerpo de mi perro a mi antojo, bien como mesa, como alfombra con mis pies sobre su cara, como estufa calienta pies, como objeto inerte sin permiso para moverse...etc. Mi perro Apolodoro es mi esclavo personal, a mi servicio atento a mis deseos y siempre dispuesto para su Diosa. 

Hace apenas unos sábados como es su deber vino a servirme a mis dominios, a recibir su adiestramiento constante bajo mis órdenes y ser así mejor esclavo perro cada día. Quería darle una buena lección, que supiera como su libertad me pertenecía, la movilidad de sus miembros, su pensamiento y ansiedad y sobretodo su respiración...

Para un perro novato en fase de aprendiz que mejor que privarlo de sus sentidos, su movimiento y su aparente libertad momificándolo poco a poco a mi antojo en mi salón, como tal estatua de adorno se tratara.

Le ordené desnudarse, quedándose solo con la ropa interior negra que siempre le ordeno traer para mi placer, a continuación le ordené: "échate perro " se tumbo cual perrito obediente jajaja... mi ansioso Apolodoro se imaginaba lo que le esperaba pero no imaginaba lo que iba a sentir...

Empezé momificándole los tobillos para ir subiendo por sus piernas peludas de perro, piernas que pronto solo notarían la presión de estar atadas y sin poder moverse, subiendo llego hasta la cintura donde se me ocurre dejar un pequeño espacio libre para después realizar mis pervertidas fantasías.



Mi Apolodoro cada vez más tenso, y a la vez agradecido no puede evitar empezar a sudar jajajaja.... me encanta someterlo así y ver como se tensan cada uno de sus músculos.  Finalmente llego hasta su cara de perro, contraída y feliz al mismo tiempo. Empiezo a envolver su cuello perruno, sus labios, tapo la nariz, la frente.... Le ordeno que aguante la respiración, "aguanta perro mío, aguanta...", poniéndose colorado empieza a abrir la boca en busca del aire que solo yo tengo en mi poder el dárselo o no, haciéndole sufrir unos segundos abro un agujero en su hocico para que pueda respirar, mi perro recuperando su aliento agradecido me dice: "gracias mi señora".



Momificado, inmóbil e inútil me divertí arrojando un buen chorro de cera caliente sobre esa barriga que deje al descubierto...Y ahí en mi comedor mi Apolodoro adornándolo, mientras yo relajada en el sofá me dedicaba a estar en el ordenador y viendo la tele. Y de vez en cuando lo miraba y me reía, jajaja....

Dejo unas fotos de recuerdo...









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