Hace poco sumiso Apolodoro se entregó de nuevo a mis pies, como siempre sumiso ante mi y dispuesto a mis deseos y caprichos.
Normalmente tenerlo momificado como objeto de decoración en mi salón me complace, pero esta ves deseaba añadir algo más, esta vez no solo sería un objeto decorativo en mi comedor sino mi cenicero personal.
Tras tumbarlo en el suelo, lo utilicé como mi alfombra mientras estaba relajándome en el ordenador, con el calor de su cuerpo harías las veces de alfombra humana y estufa para mi. Encendí mi cigarro, sumiso Apolodoro no sabía lo que le esperaba, tan solo estaba allí inmóbil, dispuesto para mi, para que hiciera con él lo que me complaciera. Tras encender el cigarro, sumiso Apolodoro pudo oler el aroma del tabaco, como en otras ocasiones estaba acostumbrado, pero lo que no sabía era que el cenicero, en esta ocasión, iba a ser él.
-"Abre la boca Apolodoro"- Sin rechistar abrió la boca donde deposite las cenizas, excitado se sobresalto y gimió de placer. Tras ello le ordené cerrar la boca. Esperaba ansioso mi orden para que abriera de nuevo la boca y depositar cómodamente las cenizas. Le ordene no tragarlo, sino dejarlo en su lengua, que ésta se tornara como el color de la ceniza, obediente tras terminar mi cigarro me mostró feliz su lengua negruzca.
Como premio a su obediencia y servidumbre le introduje en la boca una de las más deliciosas mordazas, un tanga de mi uso personal, ansioso como un perro baboso abrió la boca.
Precioso relato y extraordinaria sesion....Mi Ama...su humilde esclavo que la adora y venera..Mi Diosa
ResponderEliminarsu devoto esclavo que la adora
a sus pies y beso sus botas...Mi Ama
esclavo n 90 (de momento)